Odio la forma que tengo de ver las cosas, odio, que siempre mi cabeza sea la que se marea, odio tener que mentir y fingir ser feliz, odio no saber valorar lo que de verdad vale, y lo que de verdad vale, es tener la cabeza alta, una sonrisa entre mis labios y buena compañía que no me haga hacer nada contra mi misma. Vamos a dejar de ser frágiles y empezamos a sentir como todo fluye en un sin fin.
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